Pellegrini, ¿un técnico para el Madrid?

PELLEGRINI DEMUESTRA QUE NO ERA EL MÁS ADECUADO

Arséne Wenger fue la primera opción del Real Madrid este verano

Ya se sabía, pero Valdano lo ha admitido esta semana: «Wenger era el elegido». Pellegrini sólo era una segunda opción, la fácil, alguien a quien encargarle entrenar (y sólo entrenar) una plantilla. Fichó, fue presentado y se marchó de vacaciones a Chile. Florentino, Valdano y Pardeza, mientras, le configuraban una plantilla de ensueño. No digo que los fichajes no hayan sido buenos, que lo han sido, pero creo que el entrenador nunca tuvo voz para plantear o sugerir reforzar alguna posición.

El caso es que a Pellegrini le dieron el mejor coche de la parrilla y se lo pusieron en la pole. Ahora condúcelo tú sin salirte de la pista, le dijeron. Pero el chileno no termina de cogerle el tranquillo. Ha rotado sin parar, no ha elegido un once ideal y no ha demostrado que su Madrid vaya a jugar a algo decente. Ya van dos meses de competición y debería verse algún resultado. Pero hasta ahora, lo único que se ha visto en el Bernabéu son muchos goles ante equipos débiles (capaces de dominar a los blancos) y derrotas en los dos partidos serios (si es que se puede calificar así al Milan) que ha jugado.

Pellegrini no da con la tecla y ya va siendo hora. De lo contrario, empezará a temer por su pescuezo. Ya se sabe que en los grandes clubes la paciencia es diez veces menor que en cualquier otro sitio. De momento, el chileno está dejando claro que le queda grande el Madrid. Ya no por el juego, que también, sino por sus declaraciones. Cree que puede encandilar a la grada con goleadas ante equipos menores: «Hemos marcado goles, que es lo que quiere la gente»; y también piensa que está cerca de la perfección: «No estamos lejos de lo que estamos buscando», dijo el pasado sábado. Sí lo estáis, sí.

Juan Carlos González

EL INGENIERO Y LA CASA BLANCA NECESITAN TIEMPO

Manuel Pellegrini tiene carácter y sapiencia para salir de esta encrucijada

Roma no se construyó en un día. Algo de eso debe pensar Pellegrini a estas alturas. En sus manos tiene el técnico a uno de las mejores plantillas que nunca antes haya tenido él mismo y el propio Real Madrid. Y sin embargo, el buen juego y la excelencia no llega. Sí lo hacen los resultados y los goles. En ese alambre ha sobrevivido el ingeniero chileno en la Casa Blanca hasta hoy. Aunque la afición madridista e, incluso, la propia directiva del Paseo de la Castellana ya le exigen algo más. Porque el Madrid está, un año y 300 millones después, donde estaba. Y eso no casa bien con la paciencia.

La paciencia del Bernabéu es finita, pero la entidad  y el entrenador la necesitan. Porque el éxito no se puede lograr cuando se devoran proyectos a la velocidad de Cristiano Ronaldo corre la banda. Son ocho los entrenadores que se han sentado en el banquillo blanco en los últimos cinco años, y así es imposible respetar un estilo, mantener un manual y reconocerse en el espejo.  Eso es algo que todavía no ha conseguido Pellegrini aunque por suerte o por desgracia los títulos no se ganan en octubre ni en noviembre. Algunos lo habrán olvidado ya pero los inicios del chileno en Vila-real no fueron sencillos. Allí también le costó imponer su estilo y entre medias tuvo que lidiar con el ‘motín Riquelme’.

Entonces demostró carácter y templanza, características fundamentales para edificar el nuevo proyecto blanco. Aquí los gallos se le han multiplicado pero su guante de seda augura que el vestuario no será un problema. Hasta ahora ha intentado repartir minutos entre todos, las rotaciones se hacen buenas en marzo y abril. Llegar a esas fechas sin las lesiones en sus principales hombres, que hasta ahora han lastrado la medida de este equipo, parecen la clave de este entramado. Quizá entonces, con los cimientos bien construidos, el Madrid toque techo y nadie se acuerde de las dudas. Con Guardiola, sin ir más lejos,  pasó algo parecido y vean la ‘mansión’ que tiene hoy.

E. Ramiro Fernández

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